-Estoy bien, en serio.
-No, no lo estás y no es malo. No pasa nada por estar mal.
-Pero yo estoy bien, me da igual. Vale puede que me sienta un poco mal o quizás mucho. Que no entienda que pasa ni porqué. Me siento fatal. Duele y no se porqué.
-Es normal que duela.
-Pero si es una tontería, por eso no lo comprendo. A mí estás cosas me dan igual. Y ahora me duele.
-No llores, no pasa nada por llorar. Pero no merece la pena.
-¿Falta mucho para que deje de doler?
-No lo sé, pero va a pasar.
-Es que esto es una mierda, es la primera vez que me siento así y tú no estas por aquí.
-Lo siento.
-No importa, ya sé que aunque no estás aquí, estás igual.
-Eso es lo que hacemos, estar aunque sea a un millón de kilómetros. Nosotras somos así. Somos una pequeña mafia, ya lo sabes. Te hacen daño y vamos a por ellos. Te hacen llorar y nos quedamos dos horas al teléfono. Te sientes mal, te hacemos reír. Quieres quedarte en casa un viernes noche... Bueno, nosotras te obligamos a salir. Ya lo sabes, sea por teléfono o en persona, a cinco metros o a cien kilómetros, somos así. Estamos siempre.
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