viernes, 1 de marzo de 2013

Ese es el gran problema

Si te vas y me costó decirte adiós no vuelvas pidiendo pelea. No vuelvas para mandarlo todo a la mierda otra vez. Que ya no es que yo este mejor sola que mal acompañada es que tu ya no sabes que clase de compañía eres para mí y te gusta pensar que eres la mejor compañía que puedo encontrar. Pues lo siento pero no. No me haces falta. Eres tan bueno como cualquier compañía de un viernes noche. Y no te equivoques a mí eso me mata. Me mata de una manera que no te puedes llegar a hacer una idea de los dolores de cabeza que me produzco a mí misma. Que el hecho de haberte concedido tanta importancia me mata, pero me mata de golpe, por fin. Nada de poquito a poco, que poquito a poco se me pasa el tiempo y lo pierdo pensando en ti. Que eres un tema recurrente pero tan malo como la crisis o vete tú a saber. Como un tema de esos que todo el mundo odia pero que no se puede dejar de lado. Eres como el adoquín que me estropeo mis tacones favoritos, como la humedad que me riza el pelo. Eres como un día de playa sin echarte crema, eres más malo que un café sin azúcar. Eres tan sólo un conjunto de cosas que no me sirven ¿Sabes que es lo peor? Que por ser yo soy como esa niña que toca el fuego sabiendo que se va a quemar, porque se lo han dicho una y diez mil veces. Que teme al coco pero no le importaría hacerse su amiga. Que aún calléndose de su bici y raspándose la rodilla vuelve a subirse e intenta no caerse de nuevo. Que como una niña fui saltando de casilla en casilla cambiando de miedos, superándolos y dándome de bruces contra otros nuevos. Eres  como esa lista de cosas malas que no puedes tener cuando eres pequeño y yo soy una niña dispuesta a tenerlas. Ese es el gran problema. 

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