lunes, 10 de septiembre de 2012

Reencuentro

La vida es así, una mezcla de capricho y sentido común. Y es que el destino es caprichoso, demasiado a veces, pero tiene un curioso toque de sentido común. Viejos conocidos que necesitaban conocerse de verdad. Diferentes, por supuesto, si no no tendría ese toque especial. Ella complicada para muchos, rebelde para otros tantos y totalmente fácil de leer para él. Él para ella lo mismo o quizás más.

No tardaron en volver a verse, reencuentro otra vez, otro capricho del destino. Años sin verse y en unas horas tantos encuentros. La noche es siempre más fácil que el día, y de día fue cuando se volvieron a ver. En cierto modo, ya no quedaba oscuridad entre ellos y la luz era demasiada. Comidas numerosas de esas que tampoco le gustaban a ella, sobre todo después de una noche como esa, en una de esas se encontraron. Ella se levanto y no reparó en quitarse el pijama, bajó la escaleras media dormida con la única intención de conseguir algo de comida. Nada de conversación sólo comida y de vuelta a su cama. Las noches largas se pagan con largos sueños. Se suponía que iba a ser una mañana como cualquier otra, cuando se lo encontró al pie de la escalera. Ella lo vio primero. Sus ojos se abrieron como platos. Se quedó quieta hasta que alguien reparó en su presencia y la regaño por su pijama. Él se giró y la vio. No había resto de sorpresa en su cara sólo una sonrisa divertida. Misteriosamente eso la relajó. Bajó las escaleras hasta llegar a él y, dejando un peldaño entre los dos, se lo quedó mirando hasta que él se pronunció.
-Buenos días.
-Depende para quién.
-Para mí sí.
-No sabía que ibas a venir aquí-Ella fue la primera en decirlo.
-Yo tampoco. Ni si quiera recuerdo la última vez que estuve aquí...
-Puede que yo sí... -Pero no hubo tiempo para mucho más la comida los esperaba.

Se sentaron a la mesa uno al lado del otro. Ella con su pijama, él con su sonrisa. Conversaciones a las que ella no presto atención, la noche anterior aún mostraba sus efectos. Preguntas sobre pasado, presente y futuro, preguntas que para ella fue un placer ignorar. Respuestas que él rellenó cuando pudo.  Postre, más conversaciones largas y tediosas, aun que entretenidas para muchos. Ella se escapó cuando puedo, él no tardó en seguirla. La atajó por el pasillo y la acorraló en una esquina.
-Si esta es una de tus técnicas para que las chicas te hagan caso, creo que deberías saber que puede que las asustes.
-Lo siento si te asuste-Dijo él con una sonrisa.
-Realmente te vi en el espejo del pasillo... Ahora, ¿me dejas pasar?
-Primero dime por qué estas tan enfadada.
-No estoy enfadada, estoy sorprendida.
-¿Y cuando te sorprenden te enfadas?
-No, soy rara, olvídalo.
-No quiero.
-Ughh, me duele la cabeza, quiero meterme en la cama y despertar en el 2040. Por favor déjame pasar-Pidió ella fingiendo inocencia.
-Siempre esquivaste los problemas, no sé de que me sorprendo.
-Esta conversación va a ser larga ¿verdad?
-Tanto como tú quieras.
-Pues vete al grano, no te andes por las ramas-El se echó a reír-¿Que te hace tanta gracia?
-Te pongo nerviosa-Ella aprovechó su descuido y fue hacia su habitación, él la siguió-¿Y bien?
-Pues sí-Él se volvió a reír- Pero apuesto a que yo también podría ponerte nervioso.
-¿Ah, sí? ¿Cómo?
-No te lo digo, así no tiene gracia.
-Tampoco me dices por que te pongo nerviosa. 
-Ni te lo voy a decir. 

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