Las cajas de la mudanza estaban en su nuevo cuarto. Bueno nuevo, no. Estaban en aquel cuarto que siempre fue suyo. Mientras colocaba la ropa se encontró con un álbum de fotos. De cuando tenía ocho años. Ella posaba, feliz con sus trenzas, mientras su hermano Diego y Bruno la miraban desde la piscina. En la siguiente aparecía ella y Bruno, él la intentaba tirar a la piscina. Recordó que al final no se había mojado nada. Siempre conseguía lo que quería de Bruno. En la siguiente salía su hermano, Bruno, su novia y ella. Y como siempre, estaba chinchando a la flacucha esa que no soportaba. En la última su madre abranzadola. Y no lo pudo evitar, una lágrima se le escapó.
-Toc, toc... -Se secó la lágrima y se giró para ver quién estaba.-Trencitas.
-Hola-Dijo y Bruno sonrió.
-¿Qué haces?
-Nada, viendo fotos.-Lo miró de arriba abajo no había pasado mucho timepo desde la última vez que se habían visto. Un mes más o menos. Pero, la última vez, estaba ocupada sufriendo en silencio y consolando a Dani e intentando no reprocharle nada a Diego. La última vez fue en el funeral de sus padres. La última vez él le dió un abrazo pero ella no fue capaz de decir nada. Ahora viendolo bien estaba más mayor, más adulto ¿Cuantos tendría? ¿24? ¿25? Ni recordaba cuantos tenía su hermano- ¿Y tú?
-Venía a ver que tal la mudanza-Dijo sonriendo- ¿Nerviosa por emepzar el cole trencitas?
-Si lo que quieres es que te pida que me lleves, dímelo. Yo hago un sacrificio.-Se levantó del suelo y se puso frente a él.-No tengo ocho años.
-¿Y con eso que me quieres decir? ¿Que ya no estás loquita por mí?-Esbozo una sonrisa medio traviesa medio controlada.
-No.-Dijo agarrándole por la corbata.-Digo, que ni yo llevo trenzas ni tú me llevas de la mano... para cruzar la calle.-Soltó la corbata y salió de la habitación rozandole la mano con la suya. Dió tres o cuatro pasos y se giró- Y aunque ya tengas algunos años más deberías dejar ese trabajo si te hacen llevar esos trajes tan aburridos, que a mí me gustabas más con vaqueros y regalandome piruletas cuando salía de clase.-Le guiñó un ojo y empezó a bajar las escaleras.
-¿Bruno? ¿Estás ahí?-Diego lo llamó.
-Eh.. Sí, ya bajo- Bajó las escalera y no pudo evitar reirse.
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