miércoles, 19 de enero de 2011

Un día de esos...

Esa mañana hacía mal día. Era sabado. No debían ser más de las diez y ya lleva un buen rato dando vueltas, despierta en la cama. El móvil empezó a sonar. Era sabado y supongo que ese sabado nunca lo olvidaré.


No estaba muy segura, pero no me iba a quedar sentada pensando. Volví al parque. Estaba desierto con este día. Bueno desierto no. Él estaba allí. Me miró y me sonrió. Vino a mi encuentro. Pasamos la tarde entre risas y bromas. Y depronto entre secretos y confesiones. Empezamos a caminar hacia mi casa. Poco a poco había más gente en la calle, bueno alguna, teniedo en cuenta que parecía  que iba a llover. Algunas personas lo reconocían y cuchicheaban riendose, sonriendose, inseguras, incrédulas, confusas... Yo tenía claro lo que pensaban: ¿Qué hará aquí? ¿Y con esa?
Empezó a llover y la gente comenzó a abrir sus paraguas, el mío descanasaba tranquilo y seco en mi habitación. Me pegué a la parez como alto reflejo. Él se rió y me pregunto si me preocupaba por mi pelo. Yo le eché la lengua. La calle se fue quedando vacía. El sol empezó a salir de imprevisto. Y el arcoiris también. Y lo arrastré a la lluvia y le dije sonriente " ¿Ves? Mi pelo me da igual... Sólo es que estaba esperando a que..." Y no me dejó terminar me hizo girar en la lluvia como en una película mala. Pero no pude evitar divertirme. En unos minutos terminó de llover. El cielo, despejado, era de un precioso azul. Después de quedarme mirando al cielo y el precioso arcoiris me giré y lo ví. Mirandome. Cuando entreba en mi edificio me llamó y me dijo esa frase de la que no puede evitar acordarme cada día. "¿Sabes? Me gustan los días gris y lluviosos como el de hoy: por muchas gotas de lluvia que caigan siempre veo mi color favorito después" Sonrió y se fue. Mientras esperaba el ascensor pensaba en esa frase rara de cojones y cuando mi mirada se cruzó con el espejo me reí viendome mojada, viendo mis ojos azules rodeados de mi rímel negro. Se me paró el corazón por un momento y entonces llegó el ascensor.


Por aquel entonces eramos simples. Éramos amigos. Después todo se complicó. Lo coplicamos. Sí, lo complicamos o simplemente debía haber dejado de tentar a la suerte entonces. Supongo que nuestra relación fue una relación de fin de semana. Bueno ni si quiera se como llamarla. Sólo sé que siempre hicimos nuestros los fines de semana.

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