Vale que las cosas siempre se tuercen. Vale que siempre las tuerzo yo. Pero admite que tú también pones de tu parte. Vale que desperté tarde. Vale que a veces a la tercera no va la vencida. Vale que a lo mejor no quiero. Vale que si no quiero es por algo. Vale que ahora esté más centrada. Pero no vale de nada aferrarme a un clavo ardiendo. No me vale quedarme con algo que no me llena lo suficiente. Pero no sé decir adiós, ni quiero. Y continúo con ese clavo. Y me quemo cada vez más pero no aprendo.
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