martes, 15 de abril de 2014

Las segundas partes nunca fueron buenas

Cuando algo se acaba antes de empezar la gente se lo toma de dos formas, cada una con sus variantes. Unos lo aceptan y continúan como si nada, algún recuerdo un poco jodido que llega a molestar a destiempo pero no pasa nada. Después están los que se enfadan, se ofuscan y dicen eso de ¡una y no más! pero que por dentro se mueren por que llegue lo mismo, con la misma persona otra vez. Sí, yo soy de este tipo. Dije que si no aportaba era mejor que se apartara y realmente lo decía porque era lo que pensaba en ese momento. Lo que nunca pensé era que sería yo la que iría corriendo a buscar la segunda parte. Sí, también fui yo la que dije una y mil veces eso de segundas partes nunca fueron buenas. Y sí, también fui yo la que dije que repetir no sirve de nada. Lo malo de las segundas partes es que empiezan distinto, empiezan mejor. También acaban distinto, acaban peor. Porque si la primera vez no fue nada en la segunda hay algo más. Y no sé si doler es la palabra correcta pero fastidia más y acabas un poco triste. Te das cuenta de que por cabezota vuelves a la misma situación. Te das cuenta de que no se pueden perseguir cosas que no funcionan. Te das cuenta de que la excusa de "la otra vez no era el momento" no sirve de nada porque te das cuenta de que, quizás, hay cosas que nunca tendrán su momento. Te das cuenta de que las segundas partes nunca fueron buenas. 

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