Que mi pobre cabeza ya perdió la lucha ante el insensato de mi corazón. Que ella intenta imponerse diciendo que no pero ese no lo escuche tantas veces que ya perdió su valor. Que me digo mira para otro lado, ponte la música más alta y tu vestido favorito. Sal y haz como si nada porque no hay nada que puedas hacer. Eso, lo sé muy bien. Que si me empeño en hacerme la loca, la locura me acaba dando un buen revés en toda la cara y entonces duele más. Más por tonta, por serlo, no por nada más. Que por mucho vestido, sonrisa pintada y canciones a todo volumen a veces sigue ahí. Y ahí lo que hay es un fantasma. El fantasma de antes de, el fantasma de como era, que se ríe y me dice que ya no voy a ser así. Y si no soy así ni soy como ahora ¿quién se supone que soy? Ya, ya lo sé, la eterna pregunta. Soy repetitiva en tantas cosas y me aburro de otras con tanta facilidad. Aquí algo falla o fallo yo. No hay mucho que decir de mí. Que tengo un carácter de mierda, un pronto poco común, que soy vergonzosa con quién no quiero serlo. Que me gusta que me hagan sonreír, decir no sé y que sirva de algo. Que soy miedosa a más no poder. Que no sólo temo a las arañas, que va. Me da miedo querer y que no me quieran, como a todo el mundo supongo. Me da miedo quedarme callada por mucho tiempo, no quedarme sin palabras, no. Sin palabras es poco frecuente que me quede precisamente yo. Me da miedo tener solo silencio. Me da miedo el miedo y todas sus variantes. No hay mucho que decir de mí. Que soy tan insensata como mi corazón y en el fondo me encanta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario