Sí, lo reconozco, me hace tanta falta dejar de pensar. Que no gano nada pensando y volviendo a pensar las mismas cosas una y otra y tantas veces. Que de una cosa saco un millón de cosas distintas, de maneras diferentes de interpretar, quedándome siempre con la menos buena, por que me niego a pensar en nada mejor. Soy complicada, dicen. Eres imposible, decían. Soy extremista, pienso yo. Paso de un extremo al otro. A veces un millón de veces no, otras... bueno otras ni sí ni no. Ni pienso ni razono y así acabo luego. Y así sigo yo pensando demasiado, mi respuesta para todo es eso, pensar demasiado. Pensar demasiado cuando no pienso en nada. Ahora bien, busco un remedio y creo que lo tengo: DEJAR DE PENSAR.
No hay comentarios:
Publicar un comentario