Era miedosa, desde siempre. De niña temía a la oscuridad, temía la soledad, evitaba mirar debajo de la cama. Creció y siguió con sus miedos, los mismos un poco más calmados. Y ahora teme tantas cosas, sigue teniéndole cierto respeto a la oscuridad pero ha aprendido a aprovecharse de ella, teme la soledad, quizás es que se ha acostumbrado, teme que la abandonen, y prefiere abandonar primero. Convive con sus miedos pero de vez en cuando sorprende a todos dándoles la espalda. Temía cierta palabra y se apropió de ella.
La verdad es que ya no le teme al miedo, algunos dicen, incluso, que se habían hecho amigos pero ahora ya se ven menos.
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