Y acabo viéndose sola, rodeada de un montón de gente. Rodeada de amigos que no eran auténticos amigos, que decían conocerla pero se negaban a verla más allá de la capa de fingida felicidad. Y lo podemos llamar destino, si creemos en el. Fue olvidándose de sus pilares y convirtiéndose en escombros de otros. Se encontró desprotegida aunque estuviese a cubierto. El mundo nunca se le vino encima, tuvo suerte de no entenderlo, tuvo suerte de ser buena, tuvo suerte, pero ya no sabe si de la buena.
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