jueves, 27 de octubre de 2011

Tan simple como tu arte

Posó el pincel en la mesa. Se alejó un poco del lienco. Lo obsevó crítica y luego satifecha finalmente. Giró la cabeza hacia un lado y luego hacia el otro. Entre cerró los ojos y sonrió. Siguió contemplándolo un rato hasta que el apareció en el salón. Un poco despeinado, con cara de dormido, frotándose los ojos. Se acerco a donde estaba ella. la rodeo con sus brazos y apoyó la barbilla en su hombro. Lo miró con detenimiento. Era un cúmulo de colores repartido sin ton ni son, repartidos perfectamente. Era complicado, precioso, arriesgado, perfecto. Pero sobre todo complicado. Ella no aguantó su silencio.
-¿Que piensas?
- Es... Eres tú.
-¿Yo?
-Sí, tú. Tú eres tan simple como tu arte.
Y se giró, colocándose frente a ella y recorrió con la mirada todas las manchas de pintura en su camisa. Y no dijeron nada. Ella dudó. Él, la quiso un poco más.

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