¿Sabes? Me he dado cuenta de que soy adicta a los planes. Adoro planear hasta el mínimo detalle. Planeo y a la vez me muevo por impulsos. Planeo mis vacaciones, planeo mi semana, planeo que ponerme, planeo un viaje emocionante. Y de pronto algo cambia, cambio. Cambio uno de los miles de detalles o el destinno los cambia. Y en vez de un viaje planeado acabo en otro por sorpresa y descubro cientos de cosas y sonrisas. Y me paso una semana en mi cama escribiendo todo lo que pienso y borrando recuerdos.
Y por un instante me doy cuenta de que aún así sigo haciendo planes que surgen de mi loca espontaneidad. Y del mismo modo, entiendo que esos planes sin pulir son todo lo que tengo y lo que quiero y me propongo conseguir.
Y sé, a ciencia cierta, que me empeño en hacer planes para remplazar todas esas promesas planeadas que se quedaron en un nada.
Y me sigo moviendo así, como hasta ahora, por impulsos, planeados o sin planear, que forman o formaran parte de mí.
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